viernes, 19 de febrero de 2016

No me representan

    

    No me representan.
    Son los todopoderosos del mundo pero no pueden.
    Son los responsables del mundo pero no se responsabilizan.
    Son los economistas del mundo pero las cuentas no les salen.
   Mientras se ponen sus trajes de chaqueta y acuden en sus coches oficiales a otra más de sus inútiles reuniones de "urgencia", cientos de personas anónimas se enfundan un chaleco naranja y se suben a una lancha motora. 

    No tengo palabras para agradecer a todos los voluntarios que han dejado aparcada su vida para ayudar a otras personas con medios precarios. Éste es mi pequeño homenaje a ellos y en especial a mi primo Miguel que se llevó a Lesbos parte de mi corazón hace 15 días.
    He llorado con él. Me he reído con él.
    Me ha dejado sus manos, sus ojos y su alma para que yo pudiera vivir en primera persona el placer de ayudar y salvar vidas en situaciones límites sin moverme de mi casa.
    Gracias por dejar que me sienta útil.
    Gracias a todo vuestro equipo y a todas la ONGs que seguirán allí mientras quede un sólo ser humano a quien ayudar.

"El dinero y los cojones para las ocasiones"
Nuestro abuelo Bernar. 

miércoles, 16 de diciembre de 2015

El carril de los tontos




Foto de aquí



    Cuando conduzco con mi padre al lado y me pilla un atasco siempre me mira y me dice: "Nos hemos vuelto a poner en el carril de los tontos".
Observo la fila contigua: más rápida. Me cambio y ¡zas! me vuelvo a quedar parada.
Otra vez.
Y no importa cuántas veces te cambies.
Todos irán más rápido.

    Como la vida misma.
    Cualquier vida ajena nos parece mejor.

    A todos los tontos de mi carril:
    Bajemos las ventanillas.
    Disfrutemos de los atascos.
    Todo pasa.
    Y a todos les pasa.






sábado, 22 de agosto de 2015

Enjaulados


    Podemos construir los muros más altos para no verlos o ensordecernos con la melodía de nuestras idílicas vidas para no escuchar sus llantos.
    Podemos aferrarnos a creencias políticas o religiosas para justificarnos.
    Helarnos el corazón y no sentir compasión ni impotencia y hasta pensar que no tienen hijos y que no se quieren como nosotros.

    Pero nos guste o no seguirán ahí, intentando pasar el foso, seres humanos a los que no les pertenece el primer mundo y están destinados a vivir enjaulados en el trozo de tierra donde les tocó nacer.

    Feliz libertad a todos.

Foto de Daniel Etter

viernes, 13 de febrero de 2015

Seres especiales




    No conozco a ninguna persona que conviva con alguien con TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) que dude de su existencia. A pesar de eso hay profanos en la materia que se queman los dedos compartiendo en las redes sociales titulares vergonzosos, ofendiendo la inteligencia de las familias y de los profesionales que se enfrentan a diario con él. Parece ser que todos estos papagayos estuvieron acompañando al psiquiatra Leon Eisenberg en su lecho de muerte y le escucharon reconocer que el TDAH es una enfermedad inventada justo antes de perecer cual ahílolleváis. Menos mal que este pobre señor no levantará la cabeza para ver cómo se han interpretado sus palabras con el único fin de fomentar la paranoia de la conspiración de las grandes empresas farmacéuticas.
  Pero la verdad sigue su curso. Y ahí estará él enamorándome día tras día. Mi pequeño salvaje siempre será así, impulsivo, divertido, impredecible, soñador, y si yo vivo lo suficiente, a pesar de esta sociedad estrangulada por normas y opiniones dañinas, también será feliz. Intentaré educarle para que sea un ser tratable sin renunciar a su esencia. Canalizaré su energía hacia cosas que le llenen como persona y como el gran artista que esconde. Asumiré la crítica ajena que entiende que un niño con este problema es fruto de una mala educación. Y lucharé para que nunca pierda ese toque de autenticidad que rebosa por todos sus poros. Y es que su mayor defecto, la naturalidad extrema, se ha convertido en su mejor virtud. 

    Ser su madre me hace sentir diferente. 
    Ser madre de un niño especial me hace sentir especial.

sábado, 31 de enero de 2015

Parada








Alguien a quien adoro me dijo una vez que esta canción le recordaba mucho a mi.
Me pareció todo un elogio porque es cierto que me siento identificada con su mensaje y probablemente muchos de los que me leéis también. Desde entonces la escucho cuando el ruido de la vida que llevamos no me deja escucharme a mi. Hoy amanece una mañana de domingo de esas que necesitamos todos para parar un poco.
Os dejo con buena música y una voz que a mi me cautivó desde la primera vez que la disfruté. 
Ojalá todos encontréis la felicidad en la vida simplemente porque tengáis claro dónde queréis buscarla.

Os quiero. Aquí sigo.

miércoles, 15 de octubre de 2014

En buenas manos




    Hoy el mundo nos vigila porque ha transcendido que una compañera de profesión ha sufrido un accidente biológico y se debate entre la vida y la muerte. Hoy, no hay ningún trabajador de la salud que no tenga parte del corazón en esa habitación del Carlos III.
    Es cierto que la humildad y el miedo te abofetean la boca a diario en esta profesión y que son y serán otros cientos de riesgos los que nos tocará correr, que a todos nos han temblado las piernas más de una vez y que todos los que cuidamos a los demás nos sentimos tremendamente descuidados en los últimos años. Reconozco que no me adapto. No tengo banderas ni calculadoras, tan sólo un fonendo. No sé trabajar con el cinturón tan apretado.
    Pero a pesar de todo, hoy me siento profundamente orgullosa del colectivo al que pertenezco, colectivo que está consiguiendo que en este país, con un vacío de poder inmenso y una falta de medios atroz, nos podamos llegar a sentir todavía en buenas manos.
  

sábado, 11 de octubre de 2014

Sin límites




    Así me siento cuando no te siento: libre.

    A veces me levanto y me congelo al reconocer tu presencia. ¿Cómo conseguía no recordar que existías? Me toca hacerte frente. Otra vez...
Lucharte por dentro. Sufrirte por dentro. Siempre por dentro. A oscuras. Encadenada a ti.

    Pero sé que mañana no estarás.
    Te borraré también de mi mente para qué no haya ni rastro de ti, del dolor que me causas. A pesar de llevarte tatuada en mi piel, volveré a olvidarte.
    Me dibujaré la sonrisa. Rojo intenso.

    Y me juraré a mi misma no volver a sentirte, para volver a sentirme... libre.