sábado, 13 de junio de 2020

Hysterica







  
    Esto no es una oda al feminismo. 

    Es más bien un intento de reconciliación con mi sexo después de años de lucha. 

    Femenino singular que dirige mi vida a su antojo desde que me baño en hormonas, impregnando mi forma de relacionarme, mi estado de ánimo y la manera de enfrentarme al mundo. 

    Sexo débil que se llena de energía cuando en el aire se respiran estrógenos, esos que me hacen subir a unos tacones y pisar fuerte, que me ayudan a ponerme al mundo por montera y sentirme todopoderosa, esos que dan rienda a suelta a mi razón y me dejan ver la realidad tal y como es. 

    Sexo fuerte que se sumerge en progesterona y se ensancha de arriba abajo, que me revuelve y dispara mis sentimientos, que me distrae y me aturde, me entristece y me enfada, me irrita y me envuelve en un caos. 

    Y cuando el temporal se calma, emerge él, triunfante como una roca cuando baja la marea. Mi útero. Útero que se retuerce y me retuerce con él. Útero que llora, y lloro con él. Útero que se contrae hasta exprimir mi última gota y derrite mi cuerpo hasta que se desploma agotado tras la lucha. Y duermo y descanso. 

    Todo pasará. 

    Volveré a abrir la ventana de par en par y me dará brisa en la cara. Y volveré a empezar. 

    Y mientras la vida sigue ahí fuera sin importarle cómo me siento. Y a veces llego a todo. Y a veces no. 

    Cíclica y caótica, enérgica y dispersa, racional y lábil, risueña y llorona,... inevitablemente mujer. 

    Histérica y mujer. 

domingo, 4 de noviembre de 2018

Hablando de bondades...





    Hace unos días mi pequeño salvaje ha sido agredido por otros “compañeros” del cole. No se defendió. Puedo ver su alma con más heridas que su cuerpo.
     “Sólo sé luchar con normas” me mira haciendo referencia a sus clases de artes marciales. Eso le
impide responder con otra patada en la cara.
    Físicamente eran más débiles que él. Mentalmente también. La primera intención por mi parte era que la próxima vez les devolviera los mismos golpes... pero a través de sus ojos azules puedo adivinar que no lo hará.
    Su corazón limpio se lo impide.
    En el fondo, por más que me duelan sus señales, prefiero que siga siendo así.

    Sigo aprendiendo de su nobleza. 
    Sigo enamorándome más.

martes, 6 de diciembre de 2016

Magia







       Hay seres con luz interior, se les escapa a través de la mirada.
       A veces coincido con alguno de ellos.
    Vivo sumergida en un mar de miradas grises y de repente me fijo en unos ojos y se crea la magia. Me transmiten esa energía positiva que a veces siento haber perdido. Me recargan. Un café, una conversación, un abrazo y listo, me dejan nueva. Se diluyen los problemas. Me hacen reír un rato.
      Si tu vida te cruza con algún ángel sin alas, no lo dejes escapar. Aprovecha su generosidad y recarga tus pilas. Empápate de su poder.  

sábado, 6 de agosto de 2016

Con los poros abiertos




      Mi abuelo Félix, que rondaba los 90 años al morir, siempre me decía: "ojalá pudiera tener tu edad otra vez, pero sabiendo lo que sé hoy" Escuchar eso me producía una sensación agridulce. No sé si es la edad o las experiencias que me sacuden a diario pero últimamente tengo la sensación de haber descubierto uno de los secretos de la vida, posiblemente uno de aquellos que él lamentaba no haber puesto en práctica desde joven. 
      Y es que la vida no se explica con palabras, la vida se vive. Con sus malas pasadas, con sus complicaciones, con las agendas apretadas y la falta de aire. Con sus recompensas, sus buenos ratos, las buenas amistades y la piel erizada. 

      Quiero respirar hondo cada instante.
      Quiero atender plenamente a cada momento.

      Tengo los poros de mi piel abiertos al máximo porque no quiero perderme ninguna mirada, ninguna risa, ningún olor, ningún llanto, ningún beso, ningún abrazo.

      Sé que es muy atrevido para mi. 
      Sé que mi corazón de porcelana se romperá mil veces más. 
      Sé que mis pensamientos caóticos se agolparán para advertirme de los mil peligros que corro. 
      Sé que los escucharé y aceptaré el vértigo.

      No quiero que pase mi vida y sentir que he vivido sin estar viva.
      No quiero morir vieja, quiero morir llena.

      Ya os contaré. 
      Gracias por seguir aquí. 

Ilustración del artista uruguayo Corta la Bocha

viernes, 19 de febrero de 2016

No me representan

    

    No me representan.
    Son los todopoderosos del mundo pero no pueden.
    Son los responsables del mundo pero no se responsabilizan.
    Son los economistas del mundo pero las cuentas no les salen.
   Mientras se ponen sus trajes de chaqueta y acuden en sus coches oficiales a otra más de sus inútiles reuniones de "urgencia", cientos de personas anónimas se enfundan un chaleco naranja y se suben a una lancha motora. 

    No tengo palabras para agradecer a todos los voluntarios que han dejado aparcada su vida para ayudar a otras personas con medios precarios. Éste es mi pequeño homenaje a ellos y en especial a mi primo Miguel que se llevó a Lesbos parte de mi corazón hace 15 días.
    He llorado con él. Me he reído con él.
    Me ha dejado sus manos, sus ojos y su alma para que yo pudiera vivir en primera persona el placer de ayudar y salvar vidas en situaciones límites sin moverme de mi casa.
    Gracias por dejar que me sienta útil.
    Gracias a todo vuestro equipo y a todas la ONGs que seguirán allí mientras quede un sólo ser humano a quien ayudar.

"El dinero y los cojones para las ocasiones"
Nuestro abuelo Bernar. 

miércoles, 16 de diciembre de 2015

El carril de los tontos




Foto de aquí



    Cuando conduzco con mi padre al lado y me pilla un atasco siempre me mira y me dice: "Nos hemos vuelto a poner en el carril de los tontos".
Observo la fila contigua: más rápida. Me cambio y ¡zas! me vuelvo a quedar parada.
Otra vez.
Y no importa cuántas veces te cambies.
Todos irán más rápido.

    Como la vida misma.
    Cualquier vida ajena nos parece mejor.

    A todos los tontos de mi carril:
    Bajemos las ventanillas.
    Disfrutemos de los atascos.
    Todo pasa.
    Y a todos les pasa.






sábado, 22 de agosto de 2015

Enjaulados


    Podemos construir los muros más altos para no verlos o ensordecernos con la melodía de nuestras idílicas vidas para no escuchar sus llantos.
    Podemos aferrarnos a creencias políticas o religiosas para justificarnos.
    Helarnos el corazón y no sentir compasión ni impotencia y hasta pensar que no tienen hijos y que no se quieren como nosotros.

    Pero nos guste o no seguirán ahí, intentando pasar el foso, seres humanos a los que no les pertenece el primer mundo y están destinados a vivir enjaulados en el trozo de tierra donde les tocó nacer.

    Feliz libertad a todos.

Foto de Daniel Etter