Lo dice siempre mi madre y es de las frases más realistas que conozco. Y debe ser por eso por lo que los embarazos, que someten al cuerpo humano a una sobrecarga excesiva, hacen brillar más que nunca todos nuestros puntos débiles. El mío, pasados los siete meses de gestación y los doce kilos de sobrepeso, ha sido por supuesto mi cadera. Y parece mentira, pero después de tener bien aprendida la lección durante años, una vez más me he creído capaz de hacerlo, de engañar a mi cuerpo y tener un embarazo "normal" llevando a cabo ejercicio físico a diario, el cuidado de un hijo y todas las tareas del hogar que pudiera sin que se enterase mi cadera. Y como siempre, me equivoqué. Así que tarjeta roja y al banquillo.
Hoy me vuelvo a sentir de porcelana. Frágil y delicada, como esas muñecas que me regalaban de pequeña y no servían más que para decorar un estante. Esas con las que no se puede jugar, sólo contemplarlas tras una vitrina. Esas que parecían estar siempre frías y tristes. Y por más que busco no encuentro mi parte de titanio que me hace sentirme fuerte y todopoderosa, que me ayuda a levantarme y comerme el mundo.
Ya saldrá, cuando me toque reinventarme de nuevo. O al menos, eso espero...
El organismo humano tiene una sabiduría especial. ¿Al banquillo? Pues a descansar, a dejarse querer, a quererse. Que dentro de dos meses todas las atenciones las requerirá el pajarito. Ánimos, aquí estamos, en la trinchera.
ResponderEliminarMuchas gracias Ana, se me da mal lo del banquillo, pero no me queda otra.
EliminarUn saludo.
¡Ay mi niña...! Mucho ánimo, bonita, y mucha paciencia. ¿Sabes donde está tu titanio? Lo tiene tu hija, que lo necesita para formarse y convertirse en esa maravilla del Universo que será gracias a ti, y ella te lo va a devolver, multiplicado, ya lo verás, muy pronto. Un beso enorme.
ResponderEliminarMuchas gracias Maria Luisa.
EliminarAna, todos necesitamos un descanso. Para mi eres un ejemplo, verás como pronto, aunque este finde parece que no, jajaja, sale el sol....
ResponderEliminarGracias Robin!!! El que necesita ya un descanso es el santo que vive conmigo!!! Yo esperando que salga el sol, y sí, ya mismo está aquí la primavera...
EliminarUn abrazo!!
Leerte me ha emocionado.
ResponderEliminarMe siento reflejada en ti en algunos aspectos, especialmente en lo relacionado al padecer, al reinventarse cada vez que la cadera dice basta.
Parece que las penas en compañía son menos penas.
Un besito y aquí me quedo para seguir lo que publicas :)