¿Qué tiene mi niño feo porque yo no se lo veo? Es un dicho de mi tierra. Y así debe ser porque para todos los padres nuestros hijos son los mejores del mundo. Eso me pasa a mi con mi pequeño salvaje, que a pesar de ser un auténtico polvorilla y tenerme agotada, cuando llega la noche y se queda dormido me parto de risa acordándome de sus ocurrencias diarias. Si me dice estas cosas con a penas tres años, ¿qué será de mi cuando tenga 15? Algunos ejemplos:
"Cariño ¿cuándo vas a empezar a portarte bien?" "Mañana mamá, hoy no, mañana, ¿vale?"
"Ay mamá, sigue recogiendo tú sola los juguetes que a mí me duelen las rodillas hoy"
"¡Mira, si sigues saltando en el sofá tiro la rana Lola a la basura!" "Está bien mamá, tírala que yo voy a saltar un ratito más, ¿vale?"
"Te voy a dejar en el baño pensando... hasta que te portes bien, y no sales a comer hasta que no pidas perdón." Cinco minutos más tarde abro la puerta y me lo encuentro sentado en su váter con el taburete sobre las piernas. "A ver...¿qué has pensado?" "Que yo puedo comer aquí muy bien, mamá."
"Es que, mi amor, papá y mamá te queremos mucho. ¿Y tú?" "Pues yo también quiero mucho a mi amiga Amelia"
Su padre encerrado en el cuarto de baño: "Papaaaaaá, abre la puerta" "No, cariño ahora no puedo abrir" (agravando su voz de 3 años recién cumplidos) "Pues soplaré y soplaré hasta que la puerta derribaré"
"Mamá mira: debajo del pito tengo dos tentáculos"
"Mamá yo quiero ser trompetero" "Ya me lo temía yo..."
Vino un primo mío de visita y él entusiasmado le mostraba toda la casa: "Este es mi cuarto, esta mi cama, este es el cuarto de baño de mis papás, aquí, en esta báscula me peso yo y en este váter hace caca mi mamá"
Continuará... muy a mi pesar.
¡Feliz día!